En
mis oraciones y en la santa misa pido continuamente muchas gracias para su
alma, y pido de modo especial el santo y divino amor. Este amor es todo para
nosotros; es nuestra miel, mi querido padre, en la cual y con la cual deben ser
endulzados todos nuestros afectos, acciones y sufrimientos.
¡Dios
mío!, ¡mi buen padre!: ¡Cuánta felicidad en nuestro reino interior, cuando ahí
reina este santo amor! ¡Qué felices son las facultades de nuestra alma, cuando
obedecen a un rey tan sabio! Bajo su obediencia y en su reino, él no permite
que haya pecados graves y tampoco que haya afecto alguno a los veniales.
Es
cierto que él, con frecuencia, les permite que se acerquen hasta la frontera,
para ejercitar en la lucha a las virtudes internas y para hacerlas más
valientes. Y permite también que los espías, que son los pecados veniales y las
imperfecciones, corran de un lado a otro en su reino; pero esto no es si no
para darnos a conocer que, sin su ayuda, seríamos presa de nuestros enemigos.
(24 de julio de 1917, al P.
Agustín de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 917)
4 comentarios:
AMÉN. Gracias Dios. Por dejar que tanta sabiduría de ti en el padre Pio sea compartida y nos ayude a vivir conforme a tu agrado .AMÉN
Bendito seas Padre mío Amén
Bendito seas Padre mío Amén
Padre Pio intercede por mis necesidades espirituales y materiales. Amén
Publicar un comentario