miércoles, 18 de septiembre de 2013

Levántate


Levántate, pues, Señor, una vez más y líbrame ante todo de mí mismo; y no permitas que se pierda aquel a quien con tanto cuidado y urgencia has vuelto a llamar y has arrancado de un mundo que no es tuyo. Levántate, pues, Señor, una vez más y confirma en tu gracia a los que me has confiado; y no permitas que ninguno llegue a perderse abandonando el redil.
¡Oh Dios, oh Dios!... no permitas que se pierda tu heredad. ¡Oh Dios!, manifiéstate cada vez más a mi pobre corazón y completa en mí la obra que ya has comenzado.
Oigo en mi interior una voz que de continuo me grita: Santifícate y santifica. Pues, bien, mi queridísima,  yo lo quiero, pero no sé por dónde comenzar.
Ayúdame también tú; sé que Jesús te quiere mucho y tú lo mereces. Háblale, pues, de mí; que me conceda la gracia de ser un hijo menos indigno de san Francisco; que pueda ser ejemplo para mis hermanos, de modo que el fervor continúe siempre en mí y crezca cada día más, para hacer de mí un perfecto capuchino.
 (Noviembre de 1922, a las hermanas Campanile – Ep. III, p. 1005)

4 comentarios:

María Lourdes dijo...

En este mundo tan convulso tus hijos necesitamos de tu intercesión más que nunca, querido Padre Pío...

Unknown dijo...

En vos confio Pare Pio querido Amén

Unknown dijo...

Padre Pio dame tus bendiciones en ti confío

Lupita S. dijo...

Padre Pío. Danos tu bendición.

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