«Pongámonos a trabajar. Remanguémonos. Seamos los primeros en responder a este llamamiento lanzado por el Romano Pontífice». Permanece siempre válido y actual lo que dijo san Pío de Pietrelcina, en 1942, después de haber leído las palabras de Pío XII en «L’Osservatore Romano»: Un llamamiento a todos los cristianos para que se convirtieran en promotores de un fecundo y vigoroso movimiento de oración. Palabras que el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, repitió y relanzó el sábado 16 de junio, en las celebraciones promovidas en San Giovanni Rotondo a los diez años de la canonización del padre Pío.
En la mañana, el cardenal celebró la misa, llevando el saludo y la bendición de Benedicto XVI, y después encontró a los Grupos de oración, reunidos en su encuentro internacional, para entregarles el nuevo reglamento. Además de la Casa alivio del sufrimiento, visitó el departamento de geriatría reestructurado desde hace poco y saludó a los pequeños internados en oncología pediátrica.
Hablar del padre Pío significa abrazar la cruz y la oración desde una perspectiva de fe que da esperanza a los hombres de hoy, es el mensaje del secretario de Estado a cuantos se esfuerzan en vivir la espiritualidad de «este humilde hijo del sur de Italia convertido en hijo ejemplar de la Iglesia». De hecho «padre Pío —dijo el cardenal en la homilía— volvió a presentar a la humanidad de nuestro tiempo aquella gloria de la cruz que puede volverse signo de esperanza. La cruz es en realidad paso indispensable hacia la vida nueva en Cristo». Además «el conocimiento del amor del Padre es una verdad que escapa a muchos pero es comprendida por los pequeños, que no logran retener este tesoro para sí, sintiéndose llamados a regalarlo a muchos otros». Es precisamente lo que hizo el padre Pío llevando a «Cristo a aquellos que estaban cansados y oprimidos en cuerpo y espíritu».
Al final, el secretario de Estado entregó a los Grupos de oración un nuevo reglamento que integra el estatuto de 1986. «Durante estos años, está en curso en los Grupos de oración y en toda la obra de san Pío —explicó— un impulso de renovación para revitalizar su misión adaptándola a los tiempos que cambian y a las necesidades espirituales de nuestra época».
Adaptándose a las líneas guía de la exhortación apostólica Christifideles laici, el reglamento distingue tres ámbitos en los que la identidad de los Grupos de oración se expresa en seguir la espiritualidad del fundador: oración, familia y sociedad.
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