Giovanni y Paola llevan casados sesenta años y no dudan en dar testimonio a su alrededor de que su pareja dura gracias a esta “receta” del Padre Pío
Padre Pío tenía un ritual cotidiano: cada día, recitaba el pequeño rosario al Sagrado Corazón de Jesús, una oración para la intención de todos quienes se encomendaban a sus oraciones. Y eran muchos los que le pedían su intercesión por una causa difícil. Entre ellos, Giovanni y Paola Siena, una pareja italiana a la que el místico de Pietrelcina había “prometido” nueve hijos…
Todo comenzó en la década de 1920 en San Giovanni Rotondo, donde vivía el Padre Pío. Giovanni Siena conoció por primera vez al místico capuchino durante su primera comunión en 1928. Tenía 8 años por entonces. Tras haber trabajado en las minas, luego como docente y periodista, terminó por unirse al equipo de la clínica para personas necesitadas fundada por el Padre Pío, la Casa Sollievo della Sofferenza, donde se cruzó de nuevo con el padre capuchino.
En ese mismo momento, su futura esposa Paola, una joven de 21 años, hacía visitas regularmente al místico. Como ella misma atestiguaría más tarde, fue gracias a la intercesión del Padre Pío que resultó milagrosamente sanada de su depresión y de graves problemas pulmonares.
«Un buen joven»
Como Paola residía también en San Giovanni Rotondo, veía con frecuencia al místico. Convencida de que su vocación se encontraba en el matrimonio, la joven pidió consejo un día al Padre Pío: “Pero ¿cuál es tu deseo profundo?”, le preguntó el capuchino. Paola le respondió que quería fundar una familia, que le encantaban los niños y que soñaba con tener los suyos propios. “Entonces, recemos para que Dios te permita conocer a un buen joven”, concluyó el místico, y le dio algunos consejos: confesarse regularmente y comulgar todos los días.
Algún tiempo después, Paola descubrió que un tal Giovanni tenía mucho interés en ella. Se lo encontraba de vez en cuando en el entorno del futuro santo. Cuando convinieron prometerse al cabo de unos meses, decidieron rezar juntos diariamente y confiar a Dios su futuro matrimonio.
El 27 de agosto de 1950, durante una misa celebrada a las 5 de la mañana, el religioso les dio el sacramento del matrimonio. Emocionado, Pío repitió al final de la ceremonia este anhelo: “¡Sed felices, sed felices, sed felices!”.
La receta del Padre Pío
Cuando llevaban casados solamente algunos meses, Paola y Giovanni descubrieron que no podían tener hijos: Paola padecía infertilidad. El Padre Pío, que seguía acompañando a la pareja, les prometió rezar todos los días el pequeño rosario al “Sagrado Corazón de Jesús” y le dijo a Giovanni que lo contara en su libro Il mio amico Padre Pio: “Ya verás, tendrás tantos hijos como hay coros de ángeles”.
Con sorprendente rapidez, una pequeña les nació el 24 de julio de 1951. Sin embargo, cayó gravemente enferma y, según los médicos, no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir. La desesperada pareja pidió entonces al Padre Pío que rezara por su hija a punto de morir. Él les tranquilizó en seguida: su hija no moriría y viviría mucho tiempo. Y la niña sanó.
Después de este “milagro”, Giovanni y Paola permanecerían aún más cercanos al místico, hasta su muerte en 1968.
Se confesaban con él, rezaban con él y le pedían regularmente consejo en relación al matrimonio, a la educación de sus nueve hijos y a las preocupaciones cotidianas.
Paola dijo un día: “Después de sesenta años de matrimonio, puedo decir que la receta del Padre Pío, esta oración al ‘Sagrado Corazón de Jesús’, funciona. Giovanni y yo nos queremos como el primer día”.
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