Dios misericordioso y compasivo, nos dirigimos a Ti en humildad y arrepentimiento, reconociendo nuestras faltas y buscando la luz de tu perdón divino. En este momento sagrado, nos encomendamos a la intercesión amorosa del bienaventurado Padre Pío, quien experimentó profundamente tu misericordia y compartió su don con el mundo.
Padre Pío, amigo y confidente del Señor, intercede por nosotros mientras nos acercamos al sacramento de la penitencia. Tú, que conociste la realidad del pecado y experimentaste la gracia del perdón, guía nuestros corazones hacia una confesión sincera y humilde. Que, como tú, podamos experimentar la inmensidad de la misericordia divina y renovar nuestro compromiso de vivir según la voluntad de Dios.
Padre Pío, apóstol incansable del sacramento de la reconciliación, ruega por nosotros ante el trono de la gracia. Que, al confesar nuestras faltas, podamos experimentar la paz que solo viene de la reconciliación contigo y con nuestro amado Señor Jesucristo. Fortalece nuestra determinación de alejarnos del pecado y de abrazar la vida de santidad que Dios nos llama a vivir.
Oh Padre Pío, que experimentaste las llagas de Cristo en tu propio cuerpo, ayúdanos a comprender el valor redentor del sufrimiento y a aceptar con paciencia las consecuencias de nuestros errores. Que, a través de la penitencia y el perdón, podamos avanzar en el camino de la santidad y crecer en amor hacia Dios y hacia nuestros hermanos.
Te pedimos, Padre Pío, que nos acompañes en este momento de encuentro con la gracia divina. Que nuestras confesiones sean un acto sincero de arrepentimiento y que el perdón que recibimos nos renueve en el amor de Dios. Que tu ejemplo y tu intercesión nos guíen siempre hacia la luz de la reconciliación y la paz.